Ruta por Cantabria

Teníamos un fin de semana largo para recorrer parte de Cantabria y descubrir sus magníficos paisajes y pueblos.
Eramos cuatro, alquilamos un coche y empezamos a recorrer Cantabria.
Llegamos a la capital, Santander. Aquí dimos un paseo por sus calles. Santander es una rica y tranquila ciudad costera.
Fuimos a visitar la Catedral de Santander, La Catedral de la Asunción de la Virgen y su estupendo claustro. 



La Catedral está compuesta por dos iglesias en estilo gótico sobrepuestas. Lo más impresionante del complejo es el claustro, siempre en estilo gótico. 


Después de comer una muy rica comida local nos dirigimos hacia las afuera de la ciudad, y nos encontramos con un muy bonito paisaje costero, con sus playas y acantilados. Aquí descubrimos una roca con cara de mono. No se si está documentada como tal, pero realmente se parece a una cara de un chimpancé mirando al mar. 



Después de Santander nos dirigimos hacia Santillana del Mar, donde teníamos que pasar la noche. 
Santillana del Mar, no está exactamente en la costa, es un pueblo en el interior del territorio cantábrico. Es un pueblo muy pequeño, y que todavía mantiene una arquitectura de estilo medieval. No pueden circular coches, y caminar por sus tranquilas calles es muy bonito. Las casas y las calles de piedra, te devuelven al pasado.



Aquí pasamos la noche en una preciosa posada local, y cenamos al estilo medieval...


Al día siguiente empezamos nuestra ruta por los pueblos de la costa cantábrica. 
Al lado de Santillana del Mar está la famosa cueva de Altamira. 
En la Cueva de Altamira están unos de los más importantes y famosos grabados prehistóricos de la Era Paleolítica. 
La cueva que se puede visitar no es la original, es una reproducción exacta de la original. Es muy interesante ver la capacidades artísticas del los hombres de aquella era, como sabían representar con tanto realismo los animales. La visita a la cueva me pareció un poco rápida y fría. Las entradas están organizadas por grupos.


La parte del museo me pareció también muy interesante. La parada al conjunto prehistórico de Altamira es obligatoria si pasas por esta zona. 
Desde la Cueva de Altamira nos dirigimos hacia la costa Cantábrica. El día estaba soleado y caluroso. El paisaje cantábrico me sorprendió mucho por la cantidad de verde que se veía, y por su tranquilidad. Expresaba paz y tranquilidad.


Segunda parada del día fue Comillas. Comillas es un pueblo medieval situado en la costa. Muy bonito para visitar, y pasear por sus calles. Tiene también una parte más moderna y turística que seguramente se llenará en la época del verano. 



Desde Comillas nos dirigimos hacia San Vicente de la Barquera. Moverse de un pueblo a otro se hace muy rápidamente. Las distancias son más cortas de lo que parece y en las carreteras no hay tráfico. 
San Vicente de la Barquera es otro pueblo costero muy bonito. Con una muy bonita ría que divide el pueblo en dos.



Aquí nos paramos a comer un rico pescado de la costa cantábrica. Después de la comida dimos un paseo por las agradables calles de San Vicente de la Barquera. En la parte alta del pueblo está el Castillo del Rey, que domina las vistas a la costa cantábrica y a la ría.




Terminada la visita nos dirigimos hacia el interior del territorio cantábrico. Hacia Potes y los Picos de Europa. 
Para llegar a Potes recorrimos una magnifica carretera que se metía en el interior de un verde y estrecho valle con el río Deva que lo recorría. Es la zona de Liébana. 


Pote es la puerta del Parque de los Picos de Europa por la parte de Cantabria. Es un pueblo turístico, pero que conserva su antiguo estilo de montaña, con casas de piedras y madera, y con calles estrechas, muchas con escaleras. 



Aquí nos paramos en una antigua posada a pasar las últimas dos noches que nos quedaban.


Al día siguiente nos dirigimos hacia Fuente Dé, aquí sale un teleférico que te lleva en el Parque Nacional de los Picos de Europa. El día estaba soleado. Una vez que llegas en la parte alta desde allí salen varios caminos que te permiten hacer caminatas circulares por estas magnificas montañas. 


Cuando llegamos arriba la sorpresa fue encontrarnos con la nieve. No era temporada, y abajo hacía bastante calor. No íbamos preparados para encontrar nieve y sin unos zapatos adecuados no se podía caminar, se resbalaba demasiado. Así que decidimos quedarnos cerca del teleférico y jugamos con la nieve. Lo pasamos genial...


A mediodía bajamos y volvimos hacia Potes a buscar un sitio donde comer. 
Pero antes nos paramos en un pueblecito guapísimo, Mogrovejo. Son cuatro casas de piedra y unas cuantas vacas, pero es un lugar increíble, con unas vistas a los Picos de Europa muy guapas. Con una parada de 15 minutos ves todo el pueblo, pero vale la pena pararse. 


Desde allí llegamos hasta Pote donde paramos a comernos un cocido de la zona. 
Aquí básicamente se acaba el viaje, ya que el cocido nos intoxicó, y después de un par de horas de haber comido empezamos a vomitar y cagar hasta al día siguiente...

En el tiempo que hubo entre comer y empezar a estar mal nos dio tiempo ver el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Un Monasterio muy importante en la historia eclesiástica. Aquí, según los cristianos está la Reliquia del Lignum Crucis, el trozo de madera más grande que se conserve de la cruz donde se crucificó Jesús de Nazaret. 


Después de visitar el monasterio y escuchar la interesante historia de la reliquia que nos contó un monje franciscano volvimos hacia a Pote,,, a potar toda la comida...
El cocido nos estropeó el resto del viaje, una pena, porque Cantabria me pareció un lugar fenomenal y seguro habrá que volver en otra ocasión. 


Gracias compañeros, lo pasamos genial...

1 comentario:

  1. Hola! Me ha encantado este artículo jeje, me recuerda a un viaje que hice yo el año pasado con unos amigos, la diferencia es que nosotros también vimos la zona de Laredo y Santoña (muy recomendables unos bungalows en los que nos qeudamos, como en nuestra casa: http://fincaelmazo.es/bungalows/).

    Allí pudimos ir en barco y disfrutar de las playas.

    En la zona que tú has puesto, me gustaría añadir el Museo de Altamira, en Santillana, donde se pueden ver las pinturas míticas de las bisontes.

    Y sólo un apunte más: el pueblo se llama Potes jeje, no Pote.

    ¡Mil gracias por escribir estos viajes!

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