The Gibbon Experience, Laos

Etapa 4
A las 8.00 horas después de desayunar y comprar unos bocadillos nos presentamos en la oficina de The Gibbon Experience. Nos pusieron un vídeo informativo con unas instrucciones básicas y luego nuestro grupo montó en un jeep para dirigirnos al punto de salida del tour.
Aunque parece absurdo, hay que decir que nosotros no sabíamos exactamente de lo que trataba esta experiencia. Habíamos leído algo en la LP y nada más. Luego los compañeros nos comentaron de los miles de vídeos que hay en la red con las imágenes de lo que íbamos a hacer.

¿Qué es The Gibbon Experinece?
The Gibbon Experinece es una eco-agencia que permite a los turistas hacer una experiencia extraordinaria en una de las últimas zonas de selva primordial de Laos. Con esta experiencia pretenden un poco permitirte probar a vivir como un mono Gibbon, un mono asiático en vía de extinción, moviéndote y saltando entre árboles. Esta eco-agencia con muy buenos ideales, quiere salvar la flora y la fauna de estas zonas, sobre todo de la caza furtiva que está eliminando cualquier forma de vida animal de la selva.
Los guías son antiguos cazadores furtivos que gracias a la llegada de turistas decidieron dejar la caza para enseñar a la gente su selva. Con este dinero pueden alimentar mejor que con la caza furtiva a sus familias.
Todo esto me parece estupendo, pero creo, después de haber vivido la experiencia y después de haber recorrido Laos, que el precio que tienen que pagar los turistas es muy desproporcionado respecto al nivel de vida de Laos. Pagamos 145€ por persona por 2 días y una noche en la selva. En general en Laos se puede comer por 5€ y dormir en hoteles buenos por 15€. Estos los extranjeros,,, seguramente ellos pagan mucho menos....


Nuestro grupo estaba formado por 8 componentes: 2 rusas, una pareja de canadienses y una de alemanes, y nosotros, España e Italia.
Después de una hora de jeep llegamos a una casita donde estaban nuestros dos guías esperándonos, Shavath y Siton.
Nos pusimos los arneses y nos encaminamos hacia la selva. El sol era muy fuerte y hacía bastante calor. Después de unos 5 minutos de camino testaron nuestra valentía con el primer Zip-line. Los Zip-line (tirolinas) son cuerdas de acero enganchadas entre árboles. Con un arnés puesto y un brazo con poleas te enganchas a la cuerda y te lanzas al vacío para llegar de un punto a otro, y para frenar un simple trozo de neumático que aprietas en la cuerda.
Una técnica muy antigua y muy eficaz para cruzar ríos y barrancos, acortando los tiempos y con muy poca infraestructura.


El primer Zip-line, o tirolina fue sobre un río con una anchura de unos 15-20 metros. Todos lo pasamos con alegría y emoción. Luego empezamos a caminar por la selva y subimos por las montañas. Fueron un par de horas de camino, hacía un calor impresionante y la humedad era altísima, estábamos totalmente empapados. Hasta que llegamos a los famosos Zip-line.


Desde aquí fueron uno tras otro con pequeñas parte de camino en la selva. Pasamos volando por encima de árboles y cruzando barrancos. Era increíble y emocionante... a veces los Zip-line tenían un largo de más de 500 metros. Creo que el más largo fue de 800 metros. Volábamos a una altura de más de 80 metros. Había tantas tirolinas e hicimos tantos vuelos que llegó un momento que estábamos cansados. Al final era siempre la misma cosa. 


Después de unas dos horas de Zip-line llegamos a la famosa casa sobre el árbol. Eran las 14:30 h.


La casa está construida en un árbol que se sale un poco como altura respecto los que hay cerca. El árbol tenía unos 20 metros de altura. Todo era de madera.
La casa estaba construida de tal forma que los daños que se podían provocar al árbol eran mínimos. La casa tenía tres pisos. En el primero estaba la entrada y el baño, en el segundo el espacio donde se vivía y luego había una parte más alta para una zona de cama.



El agua que había era agua de lluvia. Tomamos agua de lluvia... El baño era una terraza abierta con vista a la selva, y también te duchabas con agua de lluvia. Todo era magnifico, era como estar en una casa élfica.


Después de una ducha y un poco de descanso volvieron a buscarnos los guías para ir a dar otro paseo por la selva. Esta vez no fue todo el mundo. Volvimos a la casa antes del anochecer.
Una vez en la casa llegaron unas chicas de la comunidad que vive en los bosques de esta zona, y nos trajeron comida casera preparada por ellas en la forma tradicional. Era comida con productos del bosque, natural y muy rica.
Después de la cena nos quedamos un rato a charlar y bebimos vodka...



Las chicas locales nos prepararon también la cama para la noche. Dormimos en unos colchones, nos dieron unas mantas y cada cama tenía una mosquitera de protección, anti insectos o cualquier tipo de bicho que podía visitarnos.


Durante la noche de repente llegó una tormenta... Llovió fuertísimo, con relámpagos y truenos. Y nosotros estábamos encima de un árbol que destacaba respecto a los otros árboles y con las planchas del techo de láminas de metal. Todos nos despertamos por el ruido de la lluvia y los relámpagos. Después de una hora de lluvia fuerte empezó a aflojar y más o menos pudimos seguir durmiendo.


Con la salida del sol, sobre las 6:00 de la mañana empezamos a despertarnos. Tenían que llegar los guías a buscarnos para ir a dar otra vuelta por el bosque con las tirolinas, pero seguía lloviendo. Llegaron los guías con el desayuno y nos dijeron que no podíamos salir por el bosque porque estaba lloviendo y podía ser peligroso. Pero de todas formas, lluvia o no lluvia, teníamos que dejar la casa libre a las 10:00 h para prepararla para el nuevo grupo del día. Estuvimos descansando hasta la hora y luego salimos. Ya no estaba lloviendo, y menos mal, porque no nos hacía mucha gracia salir con las Zip-line bajo la lluvia... nos parecía bastante arriesgado, sobre todo para frenar.


En el camino de vuelta no volamos muchas veces. Pero el paseo en el bosque fue muy bonito.



Sobre las 13:00 horas llegamos al valle. Nos dieron un almuerzo y luego montamos en un jeep para volver al pueblo de Huay Xai.
Llegados al pueblo nos metimos en el hotel a ducharnos y a descansar. Cuando estás en la selva no sabes si estás mojado por el sudor o por la humedad del bosque, y después de la nochecita anterior estábamos agotados....
Al día siguiente nos esperaba un viaje de dos días por el río Mekong con el Barco Lento hasta llegar a Luang Prabang.

Conclusiones:
La experiencia que hicimos con The Gibbon Experience fue muy bonita y no me arrepiento de haberla hecho, me encantó y la recordaré siempre. Pero creo que hay cosas que habría que mejorar, sobre todo bajo el aspecto de la seguridad.
Visto a posteriori, cuando estábamos en el árbol los guías nos dejaron solos. Se fueron sin decirnos como contactar con ellos en caso pasara algo. No había forma de pedir ayuda, estábamos en la copa de un árbol a 20 metros de altura en el medio de una selva en las montañas de Laos, a no sé cuantos quilómetros de un poblado,,, y en Laos no hay muchos. Además hubo una fuerte tormenta...
Otra cosa que me pareció rara en todo esto fue la selva. En todo el tiempo que estuvimos por la selva no vimos ningún tipo de animal. Pero no solo verlo... es que ni se oían los sonidos de los animales,,, ni siquiera pájaros. La sensación fue muy rara, sobre todo si estás acostumbrado a caminar por bosques y ver y oír pájaros. Era como estar en una selva muerta.
El grupo que nos tocó fue muy variado y la gente muy simpática, compartimos una experiencia única... gracias a todos.



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