Puerto Montt, Chile

Etapa 3
Después de un día de total relax nos preparamos para partir de nuevo. Nuestra nueva meta, el Sur de Chile. En Santiago nos despedimos de Jaime y su buena compañía y con un vuelo de 1.45 horas llegamos hasta la puerta del Sur de Chile, Puerto Montt.
Aquí tuvimos que pasar una noche porque al día siguiente teníamos que coger un bus que nos llevaba hasta Castro en la isla de Chiloé.


El transporte desde el aeropuerto al hotel lo contratamos directamente con el hotel, nos salió 10000$, nos ahorramos 5000$.
Nos alojamos cerca del mar, en la zona más animada de la ciudad.
Aprovechamos el tiempo de estancia en Puerto Montt para conocerla un poco, aunque creo que si no es estrictamente necesario no vale la pena parar por aquí.



El paisaje, respecto a donde estábamos antes había cambiado totalmente. Ahora todo era verde, con muchos árboles, además se veían las puntas de dos grandes volcanes con las cimas nevadas.  El aire estaba más fresquito.
La arquitectura de las casas de Puerto Montt es una arquitectura parecida a las casas de madera del norte de Europa. Los colonos norte europeos, sobretodo alemanes, marcaron el estilo constructivo de todo el sur de Chile.


Fuimos a comprar los pasajes del bus para llegar hasta Castro y luego dimos un paseo por las calles principales de la ciudad, hasta llegar a la siempre importante Plaza de Armas. Aquí estaba también uno de los edificios más antiguos de la ciudad, la Catedral de Nuestra Señora del Carmen de Puerto Montt.



Vista desde el exterior parece como un lugar dejado a su destino, pero cuando entras te sorprende su belleza. Es una iglesia de madera, construida internamente de madera, tiene unos 150 años de antigüedad.



Por la mañana nos fuimos a la estación de buses. El billete hasta Castro con transporte en barco incluido salió 6000$ (8€).
El bus nos llevó primero hasta Pargua, aquí subimos a un ferry que en 40 minutos nos llevó hasta Chacao en la isla de Chiloé. Y después bajamos hasta la capital, Castro.


El recorrido duró unas 3.30 horas. El paisaje había cambiado por completo, todo era verde, con grandes pastos y árboles. Animales de granjas pastaban tranquilamente por las suaves colinas de la isla.


El lugar transmitía paz y tranquilidad.

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