Valparaiso, ciudad de mar y colores. Chile

Etapa 1
Llegamos al aeropuerto de Santiago y empezamos nuestro recorrido a lo largo de Chile.

En el aeropuerto nos encontramos con nuestro amigo Jaime, que nos llevó directamente hacía la costa, hacía Valparaiso. Santiago la dejamos para el final del viaje.
Jaime es un viajero que conocimos en el transiberiano, lo volvimos a ver en París, y ahora fuimos a conocer su tierra, Chile. Y seguramente lo volveremos a ver en otros viajes por el mundo. Es parte de uno de estos encuentros especiales que se hacen recorriendo mundo.


De Santiago a la costa tardamos una horita en coche.
Valparaiso está situada en la costa, en una bahía en forma de anfiteatro con numerosos cerros que la componen.
Cuando entras en Valparaiso la sensación es de estar en una ciudad medio suramericana y medio europea. Parte de la arquitectura es estilo europeo, pero la vida en la calle es más típica de una ciudad latina.


Las zonas más bonitas e interesantes para visitar en Valparaiso son los múltiples cerros.
Valparaíso es una ciudad de colores, calles empinadas, casas de madera, casas de lata, azules, rosas, rojas, verdes cayendo todas en cascada sobre el mar. La ciudad en general es muy pintoresca.

Nos dirigimos al Cerro Bellavista, que ha sido durante mucho tiempo el cerro favorito de artistas y escrictores. Aquí está la Sebastiana, la casa del poeta Pablo Neruda (entrada 4000$, poco más de 5€). Al cambio 1€ = aprox. 750$ pesos chilenos.
Había muchos turistas y tuvimos que esperar una hora antes de poder entrar. La casa es una casa torre a 5 pisos, interesante, pero arquitectónicamente nada de especial. Es más la idea de estar en la casa de Pablo Neruda,,, es sobre todo para los amantes del poeta.


El paseo por el Cerro Bellavista es muy bonito y pintoresco. Esta zona era zona de pescadores, antiguamente un barrio pobre, y a veces conflictivo, ahora convertido en un lugar turístico, con restaurantes bonitos y albergues.




Después del cerro Bellavista nos dirigimos al Cerro Concepción y Alegre.
Este es posiblemente el cerro más bonito de Valparaiso. Paseamos por sus numerosas calles adoquinadas, con casas de colores.



Una de las cosas que más me ha sorprendido de Valparaiso son los numerosos y muy bonitos murales y grafitis. Es una ciudad de artistas, y estos diseños y colores le dan a la ciudad un tono más alegre e interesante.



Entre cerros te puedes mover con los ascensores que recortan caminos, o bajando y subiendo por sus curiosas calles.
Después de una rica comida y de un aún más rico vino chileno nos dirigimos al Cerro Cárcel. Aquí hay una antigua cárcel ahora destinada a exposiciones.
Era Domingo y Valparaiso era muy tranquila, con poca gente por las calles.


Por la tarde nos dirigimos a la casa de Jaime, que muy amablemente nos brindó un techo en su humilde aposento.

Valparaiso es uno de estos lugares donde sería bonito pasar un tiempo a conocerla. La pena fue que estuvimos aquí solo un día.

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