Etapa 10
Después de una noche horrible, con mucho calor, nos
despertamos a las 5:00 h y aún no había luz en la Guesthouse. Terminamos de
preparar las mochilas a oscuras y salimos a desayunar algo antes que nos pasaran
a buscar para llevarnos a la estación de buses. Llegaron dos motos a buscarnos,
nos colocamos detrás de cada conductor con la mochila en la espalda y sin
casco... aquí nadie lo usa. En poco tiempo llegamos a la estación de buses.
Nuestro bus que desde Banlung nos llevaría a la capital
Phnom Penh salía a las 6:30 h. El recorrido fue de unas 10 horas. Vimos como
los paisajes cambiaban desde zonas más boscosas con montañas hasta llegar a las
zonas de cultivos de arroz.
Había bonitos campos verdes con gente trabajando. Como
nos pareció desde el primer día que entramos en Camboya, la gente parece más
pobre.
Sobre las 17:00 h llegamos a la capital Phnom Penh.
Phnom Penh es bastante grande y caótica, con tráfico y
casas por todas partes. Llevábamos ya bastante tiempo alejados de la
"civilización" y llegar a Phnom Penh fue un poco un shock.
Una buena definición de Phnom Penh es que es exótica,
caótica, cautivadora, agobiante, compulsiva y repulsiva...
Con un tuc-tuc llegamos a nuestro nuevo hotel.
A día siguiente despertamos con tranquilidad y nos
preparamos para la ruta turística por la ciudad.
La ciudad en un primer momento parece bastante caótica,
aunque la gente se mueve despacio, con tranquilidad. Nadie parece tener prisa.
El tráfico es denso, con bastantes motos, tuc-tuc, bicicletas, pero no corren mucho.
Todo parece tener un ritmo ralentizado.
La ciudad en sí es bastante fea, lo más interesante y
curioso es ver la gente. A la población camboyana buscándose la vida como y
donde sea. Ver los mercados. Por primera vez durante todo el viaje empezamos a ver niños pidiendo
limosnas, además de pobreza por las calles en general. Todo el mundo vive en
las calles. La ciudad está llena de cosas y de gente tirada por todas partes
haciendo las cosas más raras para conseguir algo de dinero.
Paseamos un poco por la zona más céntrica, cerca del
Mekong. Otra vez nos encontramos con el gran río Mekong que nos ha acompañado a
lo largo del viaje, y aquí en Phnom Penh nos despedimos de él.
Una de las visitas obligatorias en Phnom Penh, aunque
bastante triste, es ver el Museo Tuol Sleng más bien conocido como el Museo de
la Muerte S-21. Entrada 2$.
Aquí en Phnom Penh entramos en un contacto más real con
la dramática historia de Camboya y la dictadura de los Jemeres Rojos (Khmer
Rouge).
Desde el 1975 al 1979, solo 4 años, diezmaron la cuarta parte de la
población camboyana, matando a más de 2 millones de personas. Los Jemeres Rojos
consiguieron estar al poder hasta el año 1999. No obstante las masacres que
hicieron, el gobierno Jemer estaba reconocido por la ONU y sus
"matanzas" estaban subvencionadas por Estados Unidos y China. Una muy
triste y vergonzosa historia que nadie quiere llevar a la luz abiertamente.
En la Prisión de Seguridad 21 (S-21) en la época de mayor
actividad se asesinaban a cien personas cada día. El edificio lo dejaron tal
como estaba en la liberación de la ciudad por parte del ejército Vietnamita.
Solo con entrar en la zona de la escuela se nota la energía de tristeza y
sufrimiento, que empapó cualquier cosa aquí. En las diferentes aulas hay una
exposición de centenares de fotos de personas que fueron asesinadas en este lugar.
Como los nazis, los Jemeres Rojos registraban sus barbaries tomando fotografías
de los prisioneros. Además se pueden ver las pequeñísimas celdas donde encerraban a los prisioneros torturándolos para obtener cualquier tipo de información.
Después de visitar el triste "museo" a uno de
los mayores crímenes de la humanidad nos dirigimos en tuc-tuc hasta el Palacio
Real. Pero estaba cerrado. Dimos un paseo por la zona alrededor del Mekong y
nos paramos a comer.
Después nos fuimos a dar un masaje, el masaje "Seeing
Hands Massage". El masaje nos los dieron ciegos. Toda una experiencia, muy
aconsejable. Además se ayuda a la asociación de ciegos de Phnom Phen.
En Phmon Phen también se empezaron a ver las primeras
personas mutiladas por las minas de la guerra. Camboya es uno de los países que
tiene más minas aún activas en su territorio del mundo.
Por la tarde compramos los billetes del bus que al día
siguiente nos llevaría a la playa camboyana.
A Phnom Phen dedicamos solo un día, nos apetecía ver el mar de Camboya
y decidimos dedicar unos días al descanso y a la playa antes de seguir el
viaje.
Dejando a un lado las ruinas de Angkor, nosotros diríamos que Camboya es un país de personas, un imprescindible para los enamorados de Asia. Aprovechamos para sugeriros la lectura de La huella de tu ausencia, de Kim Echlin, no sólo por la historia que narra si no porque recrea la delicadeza con la que todo parece discurrir, a pesar de las atrocidades históricas y el caos de Phom Phen, en ese país :)
ResponderEliminar