Viaje a Turquía

Introducción

El viaje a Turquía lo hicimos en noviembre del 2024 y estuvimos 11 días.

Lo que más me sorprendió de Turquía fue la belleza de las zonas interiores, Capadocia y Pumakkale. Estambul es una ciudad de casi 16 millones de habitantes, cuando empiezan a moverse, todo se para. El tráfico es brutal y la contaminación también.

Nos comentaron que desde el 2022 la inflación en el país ha sido enorme. Turquía ya no es un país barato para viajar y comprar cosas. La comida en los restaurantes tiene precios europeos, y da igual si estás comiendo en una zona muy turística o en un pueblo. El transporte, comparado con la comida, es relativamente más barato. 

Las carreteras en el interior del país me parecieron en muy buen estado. El tráfico está concentrado principalmente en Estambul. 

Los turcos me parecieron personas bastantes honestas y no te daba la sensación que querían engañarte. En general el país me pareció muy seguro para viajar.

No he conseguido encontrar mucha variedad en la comida, el kebab es el plato principal. Hay montones de tiendas de dulces y pasteles. El pan y el queso están en todos sus productos.

Una cosa que no me ha gustado es el olor a tabaco. Todo el mundo fuma. En las habitaciones de los hoteles se puede fumar, y el olor se filtra en las otras habitaciones. 

Un detalle importante, no se pueden reservar los alojamientos en Booking.com con la red wifi de los alojamientos turcos. No entendimos porqué. Tuvimos que usar la red wifi de Holafly. 

Estas son las Etapas del recorrido por Turquía:

1 - Capadocia, Vuelo en Globo
2 - Capadocia, El Red Tour
3 - Capadocia, El Green Tour
4 - La ciudad antigua, Estambul
5 - Los travertinos y la Hierápolis de Pamukkale
6 - Estambul, los barrios más modernos

Conclusión:

Lo que más me gustó del país fue la zona interior y sus paisajes. Estambul no me impresionó como me esperaba. 

Estambul, los barrios más modernos. Turquía

Etapa 6

Volvimos a Estambul después de un par de días de relax y tranquilidad en Pamukkale.

Nuestra nueva estancia estaba muy cerca de la Torre de Gálata. Alojarse por la zona de la ciudad antigua está bien para ver la Estambul más tradicional, pero para conocer mejor Estambul y sus zonas más modernas, una buena opción es cambiar la zonas del alojamiento ya que es una ciudad muy grande. Aquí nos quedamos otros dos días.

Primer día:
Después del desayuno nos encaminamos a recorrer el lado oriental del Cuerno de Oro

Esta es una zona más modernas, muchos de los edificios son de finales del 1800 y tienen una arquitectura monumental. 

La Torre de Gálata se eleva en esta zona y para llegar hay que recorrer calles muy angostas.
Fue la edificación más alta de lo que era la ciudadela genovesa de Gálata. Es una torre medieval de piedra con una altura de 66,9 metros. 

Esta es una zona más modernas y también está llena de gente a pesar que no era temporada alta. Hay muchas personas locales o turismo local, las tiendas son modernas, y no hay tantas tiendas que venden falsificaciones. Es como estar en otra ciudad. 

Para entrar en la Torre de Gálata y subir arriba el coste es de 30€. Es increíble que hay siempre colas para entrar. 

Nosotros decidimos no hacerlo y seguir el camino por las calles de la zona.
La Avenida Istiklal es una de las calles más largas y anchas de zona comercial de Estambul, es peatonal y tiene 3 km de largo, con tiendas de todos tipos. Aquí puedes dar un buen paseo rodeado de las modernas tiendas de la ciudad. 
Antiguamente era conocida como Barrio de Pera donde vivían comerciantes genoveses y venecianos. 

A lo largo de la calles nos paramos a visitar la Estación de Tranvía, aquí llega una funicular desde la zona de la orilla del mar. Y también es donde empieza el recorrido del tranvía que recorre toda la Avenida Istiklal. 


Es un pequeño tranvía que es más bien una atracción turística. 

A lo largo de la calle está la escondida Iglesia de Santa Maria Draperis. En una fachada de un edificio histórico hay un portal con una escalera que baja, al fondo está la puerta de la Iglesia. La iglesia es bonita, con antiguos frescos que habría que restaurar. Es fácil de encontrar porque delante del portal hay siempre un coche policía. Se fundó en el 1584 y es una de las parroquias católicas más antiguas de Estambul.

Seguimos recorriendo la calle y nos encontramos con otro coche policía, detrás, la Iglesia roja de San Antonio de Padua. También está está dentro de un edificio. Se abre un patio y se ve la fachada roja de la Iglesia. 

Seguimos el recorrido hasta encontrarnos con el antiguo Cicek Pasaji, el pasaje de las flores. 

Es una galería con arquitectura del 1800. Tiene unas bóvedas y al fondo se abre una plazoleta con una cúpula de cristal. En el interior una series de restaurantes con mesitas en el exterior. Bonito, aunque la galería está un poco en decadencia. 

En la calle lateral del pasaje está el Europeo Pasaje, una calle con pesquerías y restaurantes que preparan pescado muy bueno. La Avenida Istiklal termina en la Plaza Taksim donde hay una mezquita y un parque. La plaza es muy grande. 

Desde aquí nos encaminamos hacia abajo, hacia el Barrio Cukurcuma.

Este barrio es un barrio bohemio, con tiendas de antigüedades y restaurantes vegetarianos.

Es bonito dar un paseo por sus calles. Para terminar el paseo bajamos por la Calle de la Música. Otra calle pintoresca con tiendas alternativas. 

Un día es suficiente para recorrer esta zona.

Segundo día:
Al día siguiente nos despertamos con una fuerte lluvia y frío. Tuvimos que retrasar la salida a la calle.

Cuando bajo la intensidad salimos y nos dirigimos al muelle para coger un barco e ir a visitar la Zona de Ortakoy. Aquí los domingo montan mercadillos y la gente va a comer papas rellenas de cosas. 

Para llegar a Ortakay cruzamos el Puente de Gálata. En el muelle Eminonu sale un barco que lleva hasta Ortakay. Para subir al barco se usa el mismo billete de la líneas de buses. 

En unos 20 minutos, recorriendo el Bósforo, llegamos a Ortakay. Aquí está la pequeña Mezquita de Ortakay, para mi una joya en belleza, energía y paz. 

Nos sentamos en su interior un rato para respirar la buena energía que había. 

Afuera de la mezquita estaba el mercadillo. Hay un montón de puestitos donde venden las papas rellenas. Todas cuestan lo mismo, 300 liras (aprox. 8,24€). Además de la comida, hay puestitos que venden ropa y bisutería. 

Después de un ratito por la zona, volvimos a coger el barco de vuelta a Eminonu. 

Desde aquí fuimos por la moderna zona del Barrio de Karakoy. 

Siguiendo los paraguas de colores que están colocados en el medio de las calle, fuimos explorando este barrio moderno, con locales de moda, comida de fusión y tiendas alternativas. 

Es una buena opción para probar otros tipos de comida. 

Aquí termina nuestro recorrido por Estambul. 

Al día siguiente, por la mañana, paseamos un poco por zonas ya vistas alrededor de la Torre Gálata y luego cogimos un taxi que nos llevaba a un hotel cerca del aeropuerto de SAW.

El tráfico en Estambul es brutal, menos mal que lo hicimos así, porque en nuestro caso, un recorrido de poco más de una hora se convirtió en una pesadilla de recorrido de más de 3 horas. Llegamos al hotel por la noche. Cenamos algo por la zona y la mañana del día siguiente un taxi y 200 liras (aprox. 5,49€), nos llevó al aeropuerto para nuestro vuelo de vuelta. 

Pamukkale  <<  

Los travertinos y la Hierápolis de Pamukkale, Turquía

Etapa 5

Una de las decisiones que tomamos en la programación del viaje fue pasar unos días en Estambul, descansar en Pamukkale y volver al caos de la ciudad.

Ir a Pamukkale fue realmente una escapada. Por la mañana muy temprano cogimos un vuelo desde el aeropuerto Internacional de Estambul. Para llegar elegimos otra vez un taxi de booking.com ya que resultaba ser más barato de lo que nos ofrecían.

Por sorpresa del conductor llegamos en menos de una hora al aeropuerto. El vuelo a Pamukkale es corto, una hora. A primera hora ya estábamos en el aeropuerto de Denizli que está a una hora de coche de Pamukkale. Fuera del aeropuerto, que es muy pequeño, están los buses de Hava Ulasim bus que llevan a varios destinos. Esperan la llegada de los vuelos y salen. Para Pamukkale el coste es de 450 liras (aprox 12,30€). 

Después de una hora el minibús nos dejó delante del hotel. El pueblo es muy pequeño y estos Minibuses suelen dejar y recoger los pasajeros directamente en los hoteles. 

A las 12:00 h de la mañana ya estábamos en nuestro nuevo hogar. El día estaba soleado y no hacia mucho frío. 

Fuimos a pasear por el pequeño y tranquilo pueblo y decidimos ir a visitar la Hierápolis y los travertinos de algodón al día siguiente. 

Hay un pequeño parque por debajo de las montañas de travertinos donde se pueden admirar desde abajo las impresionantes rocas de cal blanca.

El pueblo es muy tranquilo y relajante. Almorzamos en un pequeño lugar que se llama EGE con comida local muy rica. 

Por la tarde nos fuimos a dar un paseo por el pueblo y luego a darnos un baño turco con masaje en un hotel local. 

Al día siguiente después del desayuno nos preparamos para visitar el Centro Arqueológico de Pamukkale.

Despertamos temprano por la mañana y por nuestra sorpresa, desde el balcón de nuestra habitación vimos los globos que volaban por encima de las piscinas de agua termal de Pamukkale.

Hay dos entradas al centro arqueológico, la Entrada Norte a la que puedes llegar con un bus local que pasa aproximadamente cada media hora con un coste de 25 liras (aprox. 0,68 €), se tarda 10 minutos en llegar. Desde aquí se accede al recorrido del complejo arqueológico de Hierápolis por la parte de la Necrópolis.

Luego está la Entrada Sur a la que puedes llegar en taxi con un coste de 35 liras (aprox. 0,95 €). También se tarda unos 10 minutos. Desde aquí se accede directamente a la Hierápolis sin pasar por la Necrópolis. 

También hay otra entrada a la que se accede directamente desde el pueblo caminando. Desde aquí se accede por la parte baja de las piscinas de los travertinos. Donde vimos el parque el día anterior. Para subir caminando hasta la parte alta donde están los templos se tarda unos 40 minutos. Hay que tener en cuenta que hay que quitarse los zapatos para caminar en las zonas de las piscinas de aguas termales. La entrada a todo el complejo cuesta 30€.


Nosotros decidimos entrar por la parte norte. El recorrido por la Necrópolis es precioso, muy tranquilo, con muy poca gente. Dependiendo de cuánto tiempo te paras para mirar la tumbas y monumentos de la acrópolis puedes tardar un mínimo de 30 minutos para recorrerla y llegar hasta el anfiteatro romano. 

La Hierápolis es una antigua ciudad helenística. Se fundó en el año 180 a.C. 

Durante el camino te encuentras con diferentes tipologías de tumbas. Inscripciones griegas.
Nos encontramos con el Nympheum de Tritón.



Las ruinas de una Basílica Romana.

Hasta llegar al impresionante Anfiteatro Romano. Está un poco más arriba de la montaña y es una preciosidad. Está muy bien conservado y es un lugar para sentarse y pasar un rato admirándolo. 


Visto el anfiteatro bajamos hasta la famosa Piscina de Cleopatra, fue una desilusión total. Entramos y salimos. Parecía artificial, rodeada de puestitos con venta de souvenirs y comida. 

Ya nos tocaba ver las famosas Piscinas de Travertinos Blancos. 

Están en la loma de la montaña. A pesar de la temporada baja y de la poca gente que encontramos en la Hierápolis, las piscinas estaban llenas de turistas que se paran aquí solo para sacar una foto a las piscinas.  

Hay una primera zona, donde se para todo el mundo, y una segunda zona con vista al pueblo. Desafortunadamente las piscinas estaban vacías. Por lo visto las llenan de vez en cuando, y a nosotros no nos tocó ni la vez ni el cuando. Aun así el panorama y las piscinas de mármol eran impresionantes.


Volvimos a la zona con agua, nos quitamos los zapatos, nos subimos los pantalones y empezamos a recorrer el recorrido de las piscinas. 


Por falta de tiempo, teníamos que coger el bus para volver al aeropuerto antes de lo previsto ya que nos anticiparon la recogida en el hotel, tuvimos que bajar más rápido. 


Nuestra decisión fue no salir por la puerta sur, sino bajar por los travertinos hasta llegar a la entrada del pueblo directamente. El agua de las piscinas no está caliente. Hay zonas que está más tibia, pero en general está fría y en un mes frío como noviembre no es muy agradable meterse en las piscinas, a pesar que el día que nos tocó estaba soleado y cálido. 

Desde la parte de arriba de los travertinos de algodón en unos 40 minutos llegamos a la entrada del pueblo. Nos paramos a almorzar algo en la plaza y fuimos al hotel a esperar el bus de Hava Ulasim. Llegamos al aeropuerto más temprano de lo previsto, además el vuelo de Turkish Airlines se retrasó de casi dos horas. Llegamos a Estambul bastante tarde. 

Para los siguientes días decidimos cambiar de zona donde alojarnos, y nos fuimos a la zona más moderna de la Torre de Gálata.

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