Etapa 1
El viaje a Badajoz empezó con la llegada en un vuelo de Binter a su Aeropuerto.
He estado en muchos aeropuertos, incluso muy perdidos, pero no recuerdo haberme encontrado en la situación de tener si o si que coger un taxi para ir a la ciudad.
Es increíble que en España todavía haya aeropuertos sin una conexión, aunque sea con un minibús que esté solo cuando llegan o salen los pocos aviones que se paran aquí.
El coste del taxi, 24€ es prácticamente una tarifa estándar.
Llegué a la ciudad en casi media hora. Día caluroso, a pesar de estar en abril.
Después de dejar la mochila, me fui a pasear por la ciudad. Tenía poco más de media jornada para visitar lo más importante que ofrecía este lugar.
Por las calles casi no había gente. Son calles bastante típicas del sur de España, con una arquitectura parecida a la de Andalucía.
Me fui paseando hasta la Plaza de España, donde está la Catedral de San Juan Bautista.
Es una Catedral del siglo XIII, de estilo gótico tardío. Lo peculiar es su Torre de planta cuadrada robusta, con aspecto de torre defensiva más que a campanario.
Desde la plaza de España me fui caminando a través de las estrechas calles hacia la Plaza Alta, la plaza más importante de Badajoz.
La Plaza Alta está por debajo de la gran muralla. Es una plaza muy amplia cerrada por edificios con fachada de colores, construidos entre los siglos XV y XVII.
Esta plaza fue el corazón de Badajoz. Se usaba como mercado, celebraciones, encuentros...
Aquí me paré a comer. Era el sitio ideal, una plaza emblemática, bien cuidada y además con muy poca gente. Un sitio ideal para contemplar su belleza y comer al mismo tiempo.
Después de un buen almuerzo, entré en la Alcazaba de Badajoz.
Una de las entradas está justo al lado de la Plaza Alta, la Puerta del Capitel.
La Alcazaba conserva prácticamente solo la muralla.
La Alcazaba es uno de los más grandes de Europa como extensión, fue construida en el siglo IX por los musulmanes.
Pasear por lo alto de sus muros es una experiencia muy bonita.
Desde aquí se ve el valle, el río Guadiana con el puente medieval que lo cruza, el Puente de Palmas.
Paseando por lo alto de la muralla se llega a la Torre Espantaperros.
Su nombre se debe a una leyenda que cuenta que el sonido de sus campanas asustaba a los animales.
La Torre se construyó en el siglo XII y se parece un poco a la Giralda de Sevilla, aunque más pequeña.
Rodeando la Torre se llega a los Jardines de La Galera, bonito para pararse a descansar y tomar un poco de aire fresco.
Su nombre viene del palacio, que ahora ya no existe, Palacio de La Galera (construido en época islámica), que se usó como prisión femenina.
De Badajoz, no quedaba mucho más que ver.
Aprovechando que tenía que ir a comprar los billetes de tren para visitar Mérida al día siguiente, bajé en la parte baja de la ciudad.
Aquí crucé la Puerta de Palmas, donde dos torres redondas flanquean un arco de estilo renacentista del siglo XVI.
La Puerta de Palmas se ha vuelto un bonito monumento que sirve de rotonda separa tráfico.
Sigue siendo una de las entradas de la ciudad y justo en frente está el río Guadiana y el Puente de Palmas.
El Puente de Palmas es un puente medieval construido en el siglo XVI. Ha sido un puente estratégico en las guerras entre España y Portugal.
Su longitud es de 500 metros y hoy en día es un puente peatonal usado por los lugareños para dar sus paseos. Además es el acceso más directo, caminando, para llegar a la estación de trenes.
Al llegar a la estación compré los billetes para visitar Mérida al día siguiente.
Y como último plan, me fui a tomar una cerveza en la Plaza de la Soledad, una de las plazas más antiguas de la ciudad.
Aquí se encuentra un curioso edificio, La Giraldilla. Es un edificio construido en 1935, en un estilo que reinterpreta la Giralda de Sevilla. Nació como edificio comercial, pero hoy en día es uno de los símbolos de Badajoz.
Después del paseo bonito, una buena cena y a descansar.
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