Lago Baikal, Isla de Olkhon. Transiberiano

Etapa 6
Por la mañana muy temprano nos pasó a buscar el Minivan. Fuimos los primeros en subir, luego el Minivan hizo un recorrido por Irkutsk para recoger más personas.
En la furgoneta metieron 14 personas, la mayoría extranjeros. Desde que salimos de Moscú prácticamente fueron los primeros que encontramos durante nuestro largo recorrido. A pesar de la presunta fama que tiene el Transiberiano, exceptuando los meses de verano, no son muchos los extranjeros que recorren esta mítica ruta.


Desde Irkutsk se tardan unas 5 horas en Minivan para recorrer unos 200 km hasta la Isla de Olkhon en el lago Baikal. Era la primera vez que salíamos de las grandes ciudades rusas y nos metíamos en el interior de Rusia. Fuera de las ciudades básicamente hay campos, bosques y de vez en cuando unos pueblitos de muy pocas casas. El recorrido, aunque un poco incomodo pasó bastante rápido. Después de una parada de descanso, nos metimos por una carretera de tierra que nos llevó hasta el pueblo de MRS, donde la carretera termina. Allí nos paramos a esperar el ferry que nos llevaría hasta la Isla de Olkhon.


La primera visión del Lago Baikal fue emocionante. Es uno de estos lugares míticos que hay por el mundo y al que los viajeros esperan llegar algún día.

El Lago Baikal es el lago más profundo del mundo (1680 metros). Tiene forma de plátano, 636 km de largo y 80 km de ancho y aún así no lo convierten en el lago más grande. Contiene el 20% del agua dulce no congelada del planeta, más de los grandes lagos de América del Norte juntos. Es el lago más antiguo en términos de formación geológica. Debido a su edad y aislamiento, el Baikal tiene una biosfera incomparable, con miles de especies vegetales y animales endémicas.
En pocos minutos el ferry nos llevó al otro lado de la orilla. Pensar que en invierno este gran lago se congela y la única forma para llegar a la isla es en coche es abrumador.
Hace unos años en invierno montaban los carriles del Transiberiano por encima del hielo para cruzar el lago en menos tiempo.


El paisaje amarillento de la estepa era muy bonito. La carretera es de tierra. De vez en cuando se ven palos de maderas con unas telas atadas. Símbolos de la cultura chamanística. Los Buriatos de estas zonas dejan trozos de telas atadas para honrar los espíritus que viven en este lugar y para pedir protección.


Finalmente llegamos a Khuzhir, la principal población de la isla, hecho de casas de madera. No había nadie paseando salvo unos perros y unas vacas que paseaban sin rumbo por las calles. Recuerda un poco una película del lejano oeste.



Nos alojamos en la Guesthouse Nikita's. Una especie de granja ecológica con cabañas de madera muy bonita y bien decorada y un poco pintoresca.
Estar en el Nikita's es como estar en un refugio de montaña. Te dan alojamiento y pensión completa. Los productos que comes son naturales y típicos de estas zonas, mucho pescado... Comes lo que tienen, no hay mucho para elegir. 


Nuestra habitación estaba en una bonita casa de madera. El baño estaba fuera, los baños están en zonas comunes. Por la noche y con el frío tienes que abrigarte bien para ir al baño. Las casitas no tienen agua corriente. En la isla en general no hay agua corriente. Todo funciona con cubos de caída de agua, un poco rudimentales, pero muy característicos. Para ducharte había que apuntarse a una lista, si no quedaba hueco no podías darte una "ducha" caliente. La ducha no era exactamente una ducha. Era una bonita sauna al estilo ruso. Cuando te apuntabas a la lista tenias media hora para darte una sauna y luego lavarte con unos cubos donde podías mezclar el agua caliente con la fría.


En este curioso e increíble lugar pasamos tres noches, aunque nos hubiéramos quedados más tiempo. La isla es un lugar muy especial.
Dejadas nuestras cosas en nuestro nuevo hogar, almorzamos y luego dimos un paseo por los alrededores y por nuestra sorpresa con solo salir del recinto del Nikita's nos encontramos con un lugar espectacular.



Estábamos en un pequeño acantilado del lago con vista a unas rocas chamanicas, el Cabo Burkhan. Hoy en día uno de los símbolos del lago Baikal. 
Por lo visto son unas rocas sagradas y muy energéticas. Durante mucho tiempo solo los chamanes podían acercarse a las rocas. Hoy sigue siendo un lugar sagrado aunque ya no está prohibido acercarse a él. El lago Baikal, y esta zona en general es uno de los cinco puntos energéticos para la tradición chamanica. 


Las rocas se asoman al Maloe More, un pequeño "mar" que separa la isla del lado oeste del Baikal. 
Al lado de las rocas se abre una gran playa de arena que sería perfecta para bañarse si no hubiera hecho frío. Aquí en el lago empezamos a notar el frío ruso.



Cuando volvimos al Nikita's aprovechamos que había un hueco en la lista de la ducha y nos bañamos. Fue una experiencia extraordinaria. Estábamos viviendo como lo hacían los buriatas de haces años, y seguramente muchos seguían haciendo lo mismo.

Después de una noche tranquila, al día siguiente nos apuntamos a un tour que llevaba al Cabo Khaboy, la punta norte de la isla. El día estaba soleado y caluroso. Nos metieron en dos furgonetas 4x4 rusas. De estas que van por todas partes y no se rompen... 



En la isla no hay carretera asfaltada y las carreteras de tierra son muy hipotéticas. Los coches se meten por el camino que quieren sin limitaciones. La excursión duraba unas 5 horas y durante el camino nos paramos en varios lugares significativos de la isla. 



La isla Olkhon era hermosa, y los colores otoñales exaltaban aún más su belleza. Es un lugar para ir a descansar, relajarse y recargarse.
En la isla hay zona de bosques y zonas de pastos. En las orillas del lago hay playitas de arena blanca, son playas que te esperas ver en un mar no en un lago. 
Otra cosa increíble es mirar al horizonte y no ver dónde termina el agua. Es como estar a la orilla de un mar, un mar muy tranquilo. La libertad es absoluta, los animales están libres, tu te sientes libre...



Nos cruzamos con manadas de caballos y vacas que se aproximan a la orilla del lago para beber. Una imagen surrealista. 
Ardillas corriendo por la pradera, y muchos más animales que vimos y no vimos. 




A mediodía el chófer y guía se paró, y mientras nosotros dábamos un paseo por el cabo Khaboy el nos preparó el almuerzo. Nos cocinó una sopa de pescado con ensalada y pan, muy rico. Almorzamos al lado del bosque con los pajaritos que se acercaban a pedir migas. Magnifico. 
Después del almuerzo y de parar en varios otros lugares magníficos de la isla, volvimos al Nikita's. Nos dimos otra sauna y ducha y nos relajamos, contentos del fantástico día que pasamos.


El día siguiente lo dedicamos al relax. Lavamos ropa, descansamos y dimos un paseo por los alrededores, playas, bosque y el curioso pueblo, donde se ven casi solo vacas perseguidas de perros que quieren jugar.


Después de unos estupendos días en la isla de Olkhon nos preparamos para partir. Al día siguiente teníamos que volver a Irkutsk para coger el siguiente tren hacia nuestra nueva meta, Mongolia.


El viaje de vuelta fue más pesado que el de ida. Estábamos muy apretados en el Minivan.
El Minivan nos dejó al Hostel Trans-Sib, ya eran las 4 de la tarde. Nuestro tren hacia Mongolia salía a las 5 de la madrugada. Nos quedamos en el hostel charlando con otros viajeros, estábamos cansados y nos esperaba una buena madrugada y un largo viaje.


El viaje de Irkutsk a Ulán Bator (Mongolia) duraba 26:50 horas para una distancia aprox. de 925 km.
Nos quedamos en un vagón Kupe. Esta vez como compañera de viaje teníamos una señora sueca que había salido de Ginebra en tren y aún no sabía hasta donde llegaría. Su tiempo de viaje era hasta que se cansaba... Esta vez en el vagón hacía fresquito, pero mejor fresquito que demasiado calor... 

Hasta llegar a Ulán Ude costeamos el lago Baikal. Una imagen muy bonita, parecía estar bordeando un mar. Luego los paisajes que nos habían acompañado por todo lo largo de Rusia, los bosques de abedules, empezaron a desaparecer y el paisaje se convirtió en praderas y bosques de pinos. En Ulan Ude, paramos una hora para repostar mercancías y carbón para la calefacción. Ya nos daba la sensación de estar en Mongolia. La gente tenía rasgos orientales. Aquí la mayoría de la población es Buriata.
Seguimos el camino hacia el sur siguiendo un gran río. El día estaba soleado.
El día lo pasamos leyendo y dormitando. Sobre las 18:00, hora local, llegamos a la frontera Rusa. 
Aquí nos paramos 3:30 horas. La policía pasó a buscar los pasaportes y se los llevó. Al contrario de lo que decía la gente pudimos bajar del tren y se podía acceder a los baños de la estación. El tiempo no parecía pasar. Finalmente volvió a subir la policía rusa con nuestros pasaportes. Entraron en el compartimento con un perro antidrogas y revisaron un poco el equipaje. Hasta que por fin el tren partió hacia Mongolia. 
Ya eran las 9 de la noche. Cenamos algo y después de 1:30 horas paramos otra vez en la frontera con Mongolia. Esta vez subieron un montón de policías y con perros también. Se llevaron otra vez los pasaportes. Aquí nos quedamos otras 2 horas. Hasta que al final nos dejaron pasar... Ya estábamos en Mongolia. Durante la espera subieron al tren cambiadores de monedas. Si te quedan rublos es una buena ocasión para cambiarlos en la nueva moneda, el Tugrik Mongol. Fuera de Rusia ya nadie te cambia los rublos. 


Aquí empezábamos la aventura en nuestro segundo país del recorrido Transiberiano, ahora Transmongoliano. 
Nos acostamos a dormir, por la mañana muy temprano llegaríamos a Ulan-Bator.

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