El Castillo de Peles en Sinaia, Rumania

Etapa 2 

Desde la estación Gara Norte de Bucarest, salen los trenes que llevan hacia las montañas.
Nuestra idea era ir a visitar el magnífico Sinaia y sus castillos. 
Compramos los billetes en la estación, coste 79 Lei, pero nos hicieron un descuento y pagamos dos billetes de ida por 72 Lei (aprox. 15€).
El tren hasta Sinaia tarda un par de horas. El recorrido fue primero por los campos y poco a poco fuimos subiendo las verdes montañas hasta llegar a Sinaia.


Sinaia es un pueblo turístico, suele ser destino de senderistas en verano y esquiadores en invierno.
El nombre viene del Monasterio de Sinaia, que se inspiró en el bíblico Monte Sinai.
Aquí es donde el Rey Carlos I de Rumanía, construyó su residencia de verano, el hermoso Castillo de Pelés.


Llegamos sobre las 11.00 de la mañana y a pesar del día soleado, hacía bastante fresquito.
La primera impresión fue muy bonita; montañas, bosques, aire fresco y tranquilidad.
Nos encaminamos hacia nuestro nuevo alojamiento. Aquí nos quedaríamos una noche.
Decidimos no hacerlo en el pueblo, sino más cerca del Monasterio y del Castillo.


Dejamos las cosas y nos encaminamos hacia el Castillo de Pelés.
Paseamos por un sendero en el bosque y finalmente apareció esta magnífica construcción, a lo alto de una montaña y rodeada por bosques.


Intentamos llegar lo más temprano posible a la entrada, para evitar las largas colas de turistas, pero a pesar de esto y de ser un día entre semana, tuvimos que hacer cola.
La entrada al Castillo de Pelés cuesta 30 Lei (aprox. 6.30€), pero si quieres sacar fotos tienes que pagar una tasa de 35 Lei (aprox. 7.30€) y además si quieres visitar también la parte superior del castillo, hay que pagar otros 30 Lei.


El Castillo de Pelés es un Palacio construido entre 1873 y 1914, que fue residencia de verano del Rey Carlos I de Rumanía.
Se convirtió en unos de los monumentos más importantes de la Europa siglo XIX. 
Tenía su propia central hidroeléctrica y gracias a eso fue el primer castillo de Europa en tener electricidad e incluso un ascensor. Durante la época comunista fue expropiado, eso le permitió conservar mucha de su belleza y objetos originales.


Ahora es un museo. Se entra por grupos y un guía suele contarte la historia del castillo.
La verdad es que es una maravilla arquitectónica. Decorado con mucho gusto y equipado con los elementos más modernos de la época. 


En el gran patio central había incluso un techo de cristal eléctrico, que se podía desplazar para que el Rey pudiera ver las estrellas en las noches de verano.


También está equipado con un sistema de calefacción.


En la parte superior hay un teatro donde caben unas 60 personas, con frescos de Gustav Klimt


Además de varias salas decoradas con diferentes estilos y motivos de varias zonas del mundo.




La visita en la parte de arriba es más tranquila, la mayoría de los visitantes se quedan solo en la parte de abajo. 
El primer piso es hermoso como, o más que, la planta baja. Además es ser más tranquilo.
Aquí hay unos pasillos hermosos, con madera de nogal tallada y mármol de Carrara.


Además de las habitaciones reales.



Magnificas habitaciones para nobles huéspedes.



Baños con incluso agua caliente.


Salas comunes donde reunirse y escuchar música.


Solo por haber podido visitar esta belleza, valió la pena visitar Rumanía.

Terminada la visita al Castillo de Pelés, nos encaminamos al Castillo de Pelisor, un palacio más pequeño que está al lado del Castillo de Peles. Para entrar pedían otros 30 Lei y después de ver Pelés consideramos que no valía la pena entrar también en este.



Nos encaminamos hacía Sinaia a buscar un lugar donde comer.
Terminado el almuerzo, paseamos por el pueblo. Es un pueblo muy turístico, con grandes hoteles mezclados con antiguas casas o mansiones. Puede recordar un poco a un pueblo turístico de la zona de los Alpes.



Después del paseo fuimos a visitar el Monasterio de Sinaia.
Aquí hay una pequeña iglesia ortodoxa, además de un gran patio rodeado de las casas de los monjes.


En la zona de las casas de los monjes hay una pequeña ermita con unos hermosos frescos. 





Terminada la visita fuimos a comprar los billetes para volver a Bucarest a la mañana siguiente. El coste fue el mismo de la ida.


La idea era ir al día siguiente hasta Snagov Monastery, aquí está la tumba del Conde Dracula.
Sinaia me pareció un lugar muy bonito, tranquilo para pasar unos días de descanso y caminar por los senderos del bosque. La pena fue que no teníamos tiempo para quedarnos más. 

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