Los travertinos y la Hierápolis de Pamukkale, Turquía

Etapa 5

Una de las decisiones que tomamos en la programación del viaje fue pasar unos días en Estambul, descansar en Pamukkale y volver al caos de la ciudad.

Ir a Pamukkale fue realmente una escapada. Por la mañana muy temprano cogimos un vuelo desde el aeropuerto Internacional de Estambul. Para llegar elegimos otra vez un taxi de booking.com ya que resultaba ser más barato de lo que nos ofrecían.

Por sorpresa del conductor llegamos en menos de una hora al aeropuerto. El vuelo a Pamukkale es corto, una hora. A primera hora ya estábamos en el aeropuerto de Denizli que está a una hora de coche de Pamukkale. Fuera del aeropuerto, que es muy pequeño, están los buses de Hava Ulasim bus que llevan a varios destinos. Esperan la llegada de los vuelos y salen. Para Pamukkale el coste es de 450 liras (aprox 12,30€). 

Después de una hora el minibús nos dejó delante del hotel. El pueblo es muy pequeño y estos Minibuses suelen dejar y recoger los pasajeros directamente en los hoteles. 

A las 12:00 h de la mañana ya estábamos en nuestro nuevo hogar. El día estaba soleado y no hacia mucho frío. 

Fuimos a pasear por el pequeño y tranquilo pueblo y decidimos ir a visitar la Hierápolis y los travertinos de algodón al día siguiente. 

Hay un pequeño parque por debajo de las montañas de travertinos donde se pueden admirar desde abajo las impresionantes rocas de cal blanca.

El pueblo es muy tranquilo y relajante. Almorzamos en un pequeño lugar que se llama EGE con comida local muy rica. 

Por la tarde nos fuimos a dar un paseo por el pueblo y luego a darnos un baño turco con masaje en un hotel local. 

Al día siguiente después del desayuno nos preparamos para visitar el Centro Arqueológico de Pamukkale.

Despertamos temprano por la mañana y por nuestra sorpresa, desde el balcón de nuestra habitación vimos los globos que volaban por encima de las piscinas de agua termal de Pamukkale.

Hay dos entradas al centro arqueológico, la Entrada Norte a la que puedes llegar con un bus local que pasa aproximadamente cada media hora con un coste de 25 liras (aprox. 0,68 €), se tarda 10 minutos en llegar. Desde aquí se accede al recorrido del complejo arqueológico de Hierápolis por la parte de la Necrópolis.

Luego está la Entrada Sur a la que puedes llegar en taxi con un coste de 35 liras (aprox. 0,95 €). También se tarda unos 10 minutos. Desde aquí se accede directamente a la Hierápolis sin pasar por la Necrópolis. 

También hay otra entrada a la que se accede directamente desde el pueblo caminando. Desde aquí se accede por la parte baja de las piscinas de los travertinos. Donde vimos el parque el día anterior. Para subir caminando hasta la parte alta donde están los templos se tarda unos 40 minutos. Hay que tener en cuenta que hay que quitarse los zapatos para caminar en las zonas de las piscinas de aguas termales. La entrada a todo el complejo cuesta 30€.


Nosotros decidimos entrar por la parte norte. El recorrido por la Necrópolis es precioso, muy tranquilo, con muy poca gente. Dependiendo de cuánto tiempo te paras para mirar la tumbas y monumentos de la acrópolis puedes tardar un mínimo de 30 minutos para recorrerla y llegar hasta el anfiteatro romano. 

La Hierápolis es una antigua ciudad helenística. Se fundó en el año 180 a.C. 

Durante el camino te encuentras con diferentes tipologías de tumbas. Inscripciones griegas.
Nos encontramos con el Nympheum de Tritón.



Las ruinas de una Basílica Romana.

Hasta llegar al impresionante Anfiteatro Romano. Está un poco más arriba de la montaña y es una preciosidad. Está muy bien conservado y es un lugar para sentarse y pasar un rato admirándolo. 


Visto el anfiteatro bajamos hasta la famosa Piscina de Cleopatra, fue una desilusión total. Entramos y salimos. Parecía artificial, rodeada de puestitos con venta de souvenirs y comida. 

Ya nos tocaba ver las famosas Piscinas de Travertinos Blancos. 

Están en la loma de la montaña. A pesar de la temporada baja y de la poca gente que encontramos en la Hierápolis, las piscinas estaban llenas de turistas que se paran aquí solo para sacar una foto a las piscinas.  

Hay una primera zona, donde se para todo el mundo, y una segunda zona con vista al pueblo. Desafortunadamente las piscinas estaban vacías. Por lo visto las llenan de vez en cuando, y a nosotros no nos tocó ni la vez ni el cuando. Aun así el panorama y las piscinas de mármol eran impresionantes.


Volvimos a la zona con agua, nos quitamos los zapatos, nos subimos los pantalones y empezamos a recorrer el recorrido de las piscinas. 


Por falta de tiempo, teníamos que coger el bus para volver al aeropuerto antes de lo previsto ya que nos anticiparon la recogida en el hotel, tuvimos que bajar más rápido. 


Nuestra decisión fue no salir por la puerta sur, sino bajar por los travertinos hasta llegar a la entrada del pueblo directamente. El agua de las piscinas no está caliente. Hay zonas que está más tibia, pero en general está fría y en un mes frío como noviembre no es muy agradable meterse en las piscinas, a pesar que el día que nos tocó estaba soleado y cálido. 

Desde la parte de arriba de los travertinos de algodón en unos 40 minutos llegamos a la entrada del pueblo. Nos paramos a almorzar algo en la plaza y fuimos al hotel a esperar el bus de Hava Ulasim. Llegamos al aeropuerto más temprano de lo previsto, además el vuelo de Turkish Airlines se retrasó de casi dos horas. Llegamos a Estambul bastante tarde. 

Para los siguientes días decidimos cambiar de zona donde alojarnos, y nos fuimos a la zona más moderna de la Torre de Gálata.

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