Un paseo por la Berlín más monumental

Durante muchos años estuve pensando visitar Berlín, pero las circunstancias de la vida, hasta ahora, me habían llevado a priorizar la visita a otros lugares. 

En esta ocasión, y gracias a un amigo que estaba pasando una temporada allí, pude disfrutar de la ciudad de Berlín durante 7 días. También la ocasión fue poder disfrutar de la Berlín Art Week que se suele celebrar la segunda semana de septiembre. En esta semana la ciudad saca aún más su faceta más artística. Las galerías de arte exponen sus nuevas colecciones, acompañadas de performance, fiestas y cocteles. 

Además de la parte más artística, aproveché para conocer la Berlín más clásica, la de los monumentos, la historia, y la arquitectura. 

La Berlín más clásica se puede visitar en 3 días sin problemas. El recorrido que hice lo hice en varios días, pero se puede concentrar en muchos menos.

El transporte en la ciudad es muy cómodo. Todo está muy bien conectado con metro, trenes, buses, e incluso si te apetece, puedes alquilar una bicicleta para moverte con más libertad. El uso de las bicicletas en Berlín es bastante común y fácil. Además, para mi sorpresa, es una ciudad que no está saturada de tráfico. En las calles no circulan muchos coches, e incluso en las aceras no hay saturación de personas. 

Desde el aeropuerto de Berlín-Brandeburgo (BER) en 40 minutos en tren llega en la franja B de la ciudad, el coste del billete es de aprox. 4,70€. 

Para moverte lo puedes hacer con transporte público. Es muy cómodo para desplazarte ya que la ciudad es muy grande. Puedes elegir varias opciones. Un billete que dura media hora (aprox. 1,70€) un billete que dura 2 horas (aprox 3,70€). Luego están los bonos, yo escogí el de 7 días con un coste de 44,60€. Lo bueno de este billete es que te olvidas durante una semana de mirar las veces y el tiempo que te desplazas. 

Lo que me sorprendió de los metros de Berlín es que no hay barreras. Uno puede entrar en el metro o subir a un bus sin controles ni barreras. La ciudad confía en la honestidad cívica de sus usuarios. He visto que hay gente, por las redes, que dicen no comprar los billetes ya que nadie te controla y te ahorra un dinero. Yo solo digo que además de premiar un lugar que confía en la honestidad de las personas, a mí sí que me han controlado, y menos mal que tenía el billete. 

Mi recorrido por la Berlín más clásica lo resumo en estos puntos claves.

El día empieza por el famoso Checkpoint Charlie

Fue uno de los pasos fronterizos más importantes durante la guerra fría entre las dos Berlín, Este y Oeste. Hoy en día es una de las atracciones turísticas más visitadas, durante el día y la noche. Pero hay que verlo. Muy cerca está también el museo que cuenta un poco la historia. Además en el suelo está marcado por donde pasaba el muro. 

Desde aquí, caminando, se llega en poco tiempo al Memorial a los Judíos de Europa asesinados


El monumento es bastante impactante. En un espacio muy grande en un terreno ondulado, que se hunde. Hay 2711 losas de hormigón de distintos tamaños. La experiencia de entrar es sobrecogedora. No hay imágenes ni signos de lo que fue el holocausto, pero, estar dentro, caminar por este terreno ondulado, con estos bloques de hormigón que a veces te dejan ver y a veces no, te provoca una sensación de incomodidad emocional. En cada esquina puede pasar algo, no sabes si va a llegar alguien o ves el vacío. Es un monumento para vivir. 


A poca distancia está la Puerta de Brandeburgo

Es una obra neoclásica del final de 1700, símbolo de paz. Fue escenario de muchos eventos históricos, y durante el periodo del muro quedó en tierra de nadie, seguramente por su simbología. 

Siguiendo el recorrido hacia el norte llegamos al Reichstag, sede del Parlamento. 

Se construyó a finales del 1800 en estilo neo-renacentista. Durante la Segunda Guerra Mundial quedó muy dañado. Tras la reunificación se remodeló y el arquitecto Norman Foster diseño la cúpula de cristal (1999) que hoy en día es un símbolo de la ciudad. Las visitas a la cúpula hay que reservarlas con antelación y las esperas pueden llegar a más de dos semanas. No pude subir a verla.

Desde aquí, se vuelve hacia la Puerta de Brandeburgo, y se puede recorrer el Bulevar que lleva al antiguo centro de la ciudad. Aquí se ven los edificios más monumentales de la época gloriosa del Berlín anterior a las guerras. 

Durante el recorrido se pasa por la Biblioteca Estatal

Es una de las bibliotecas más grandes de Alemania. La entrada es monumental, con una gran fuente en su exterior. 

Cuando entras, una escalera monumental de mármol te lleva a la planta de arriba. 

Esta planta es más moderna, alberga un espacio gigante usado como biblioteca. Vale la pena entrar a visitarlo.

Frente a la biblioteca está la enorme Bebelplatz.

La rodean edificios como La Opera estatal, la Catedral Católica de San Hedwig y el antiguo Palacio de la Prusia católica. En esta plaza, en el 1933, fue donde los nazis quemaron los libros prohibidos, volúmenes con autores judíos, socialistas o simplemente críticos. 

Siguiendo por el Bulevar llegamos a la Isla de los Museos, si no antes pasar por la Catedral de Berlín

Fue construida a finales del siglo XIX, en estilo neobarroco y neo-renacimiento. Es la iglesia protestante más grande de Alemania. 

Desde la Catedral un paseo por la isla de los museos es bonita, aquí están los cinco museos más importantes de la ciudad. Después de cruzar el puente sobre el río Spree en poco tiempo llegas a la famosa Alexanderplatz. 

Alexanderplatz me la esperaba más grande, más monumental, pero, las nuevas reformas la convirtieron en una plaza llena de tiendas comerciales y edificios modernos que la hicieron más pequeña. 

Desde aquí, y realmente desde muchos lugares de la ciudad, se ve la Torre de Televisión de Berlín. Está al lado de Alexanderplatz. 

Construido como símbolo de poder tecnológico por el gobierno de la RDA entre el 1965 y 1969, es la construcción más alta de Alemania, 368 metros, y una de las torres de telecomunicación más altas de Europa. 

Pasado lo que es el río, estamos en lo que era la Alemania del Este donde todavía se ven edificios estilos socialistas. Pero la parte más impactante a nivel de arquitectura de la época de la RDA, con edificaciones monumentales que representan el poder socialista, es la Karl Marx Allee

Es un bulevar monumental donde se hacían los desfiles militares representativos del poder socialista. Este bulevar es interesante recorrerlo hasta la Frankfurter Tor.

Por el camino nos encontramos Strausburger Platz, una enorme plaza con edificios de lo que se llamó realismo socialista o estilo Stalin. Un lugar impresionante por su grandeza y monumentalidad. 

Siguiendo el camino llegamos a Frankfurter Tor. Se construyó en el 1953-56 como una de las puertas monumentales del urbanismo socialista de la RDA. Son dos torres gemelas con una cúpula verde inspiradas en la arquitectura barroca berlinesa. Desde aquí se iniciaban los desfiles de poder de la RDA. 

Siguiendo por la misma avenida y para terminar la zona de la Berlín más socialista llegamos al edificio de la Stasi, ahora museo. Aquí era donde la policía secreta de la RDA documentaba todas sus operaciones. Es un lugar clave para entender la represión y la política del miedo. 

Si volvemos a la orilla del río Spree llegamos al East Side, o lo que son los restos del Muro de Berlín. 

El Muro de Berlín se levantó en el 1961 para dividir la ciudad del Este y Oeste y se mantuvo hasta noviembre del 1989. Era un muro doble que rodeaba la Berlín del Oeste durante 155 km, 43 km dentro de Berlín. Lo que hay que tener claro, es que realmente, la Berlín del Oeste era la que estaba aislada del resto de Alemania. Vivían como en un asedio físico y psicológico. Para garantizar su supervivencia, los aliados y la RFA la ayudaban económicamente. 


Lo que se ve hoy son los restos del muro, hoy convertido en galería de arte con más de 100 murales.

Un detalle que no muchos saben, es que a lo largo de las calles de la ciudad se pueden encontrar plaquitas en el suelo delante de los portales. En estas plaquitas están los nombres de los judíos que fueron capturados y llevados en los campos de concentración. 

Además de la Berlín más gris, con edificios socialistas y brutalistas, existe una Berlín más amable, de fiestas y glamour. Esta zona se encuentra al oeste de Berlín en el barrio de Charlottenburg

Este barrio fue a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el barrio de la burguesía y de la nobleza. Aquí es donde floreció Jugendstil, el Art Nouveau alemán, con edificios decorados con flores, estucos y hierro forjado. 

Con el bombardeo de la Segunda Guerra Mundial muchos de estos edificios fueron dañados, pero en la zona que rodea Olivaer Platz aún quedan muchas de estas joyas arquitectónicas. 

Visitando varias de las galerías de arte tuve la ocasión de entrar en estos impresionantes edificios. Ver estas majestuosas escaleras, los portales de mármol incluso con chimeneas para calentar a las visitas que esperaban subir a las casas por enormes ascensores de madera. 

Es una Berlín que no te espera, una Berlín que recuerda la Belle Époque en gran contraste con la Berlín de la época socialista. 

Y al parecer la tradición glamurosa sigue hoy en día, con un desfile de tiendas de las marcas más lujosas, coches de alta gama que pasean por estas avenidas enormes. 

Aquí termina la Berlín más clásica, para dejar espacio a la Berlín más oscura del underground en el siguiente post. 

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