Argentina, las Cataratas de Iguazú desde Brasil y desde Argentina

Etapa 12
Por la mañana ya estábamos en un paisaje muy diferente de lo que habíamos visto hasta ahora. El verde de los árboles era muy vivo y la tierra de un rojo intenso. La foresta, selva o bosque, era muy variada en especies vegetales. Se respiraba un aire de fertilidad en la tierra. Daba la impresión de que cualquier cosa  hubiera podido nacer en poco tiempo.


Las casas que se veían no aparentaban pobreza. Los colores predominantes eran el verde y el rojo.

Llegamos a Puerto Iguazú. El pueblo parecía muy bonito, con calles de piedras rojas y las casas con jardín y árboles. Nos dirigimos hacia nuestro hostal. No hacía mucho calor, pero el sol era muy fuerte y el aire se notaba húmedo. También el hostal era muy bonito, con jardín, árboles y hamacas. Se respiraba un clima tropical.


Una vez duchados, salimos para hacer nuestra primera excursión a las Cataratas de Iguazú. Cogimos el autobús y nos dirigimos a Brasil. Decidimos ver la parte de las Cataratas de Brasil primero porque el recorrido era más corto. Pasamos la frontera, casi no controlaban los documentos. Cogimos un taxi y nos fuimos hasta la entrada del parque.




Una vez dentro un bus nos llevó hasta el punto de partida del recorrido. El sendero atravesaba la selva.

La primera vista de las cataratas fue impresionante. Un espectáculo abrumador, te dejaba sin palabras. La cantidad de agua que caía, el ancho de las caídas, había agua por todas parte. Además estábamos dentro de la selva. Era un atmósfera de película. Como volver atrás en el tiempo. Los ruidos de los pájaros y de los animales, la variedad de insectos. Todo era muy emocionante. Además el ruido, o sonido, de la caída del agua era muy fuerte y siempre presente. Hacía buen día, con sol.

De vez en cuando nos cruzábamos por el camino con unos animales raros, los coaties.

Son unos animales parecidos a osos hormigueros. Miden unos 60/80 cm. Comen de todo, y si ven gente con comida van a por ellos. Tienen unas garras bastante largas y fuertes que usan para escavar en la tierra. Si te atacan pueden resultar bastante peligrosos. Son muy graciosos al principio y pueden resultar fastidiosos cuando te entra hambre y quieres sacar tu comida de la mochila.



El paseo entre las espectaculares caídas de agua duró un par de horitas. Terminó en un punto con un ascensor que nos llevó a nivel de calle. Salimos del parque y volvimos otra vez a Argentina con un bus.

El día siguiente nos preparamos para ir a ver las cataratas por el lado argentino. Desayunamos, por fin un hostal que nos hace desayunar bien, y compramos unos bocadillos para almorzar en el parque de las cataratas. El día era muy bonito y el sol muy fuerte. Cogimos un bus y nos dirigimos al parque.

Empezamos nuestro recorrido por la parte de abajo de las cataratas. También aquí cada punto de vista o a cada paso veías un espectáculo impresionante. Las Cataratas son enormes.


Por el lado argentino nos metimos más en la selva, caminamos todo el día en ella.
Llegados a la parte de abajo un barco nos llevó a la isla de San Martín. Desde allí empezamos a subir. Era una zona con pocos turistas, más tranquila.


Por suerte no a todo el mundo le gusta caminar mucho y meterse en sitios difíciles con fuertes subidas o bajadas.

En esta zona se podían apreciar partes muy bonitas de las cataratas. Al final llegamos a las pasarelas de la zona de arriba. Esta parte no fue muy emocionante. Es más bonito estar abajo y ver la majestuosidad de las caídas de agua desde abajo. Después de almorzar unos bocadillos nos encaminamos hacia el tren que nos llevaba a la famosa Garganta del Diablo.

Hacía mucho calor y el sol era muy fuerte. El tren era un trenecito pequeño y abierto.

Cuando llegamos a la estación de la Garganta del Diablo descansamos un momento y dejamos que la mayoría de la gente nos adelantara. Este es un recorrido de ida y vuelta y si pierdes el tren de vuelta tienes que esperar el siguiente. Lo mejor es perder este tren y esperar el siguiente. La gente se va y te puedes quedar prácticamente solo a admirar el gran espectáculo de la Garganta del Diablo.

Para llegar a la Garganta del Diablo tuvimos que recorrer un paseo de más de un kilometro por unas pasarelas que atravesaban el gran río Iguazú.


También esta parte en el medio de la selva del río era muy bonita.

El espectáculo más grande fue llegar a la Garganta del Diablo. La cantidad de agua que caía, la grandiosidad del lugar, los sonidos del agua, los colores, los pájaros que volaban en el medio del polvo de agua… todo era increíble. Te llevaba a recordar imágenes de momentos de la prehistoria.


Nos quedamos allí un buen rato admirando el espectáculo e intentando canalizar la fuerte energía que transmitía el lugar. Un lugar mágico que regeneraba tus energías. Y después de un viaje tan largo nos hacía falta regenerarnos.


Luego volvimos al tren de vuelta y después de llegar a la entrada del parque cogimos un bus para volver al pueblo.

Llegamos agotados por el calor y casi deshidratados. Compramos fruta para una macedonia. Aquí probamos la piña más rica que habíamos comido nunca. Descansamos y por la noche cenamos pescado de río.


El día había sido muy intenso. Vivimos emociones increíbles. Después de ver tanto desierto y zonas secas nos hacía falta agua y verde.

Y para terminar los mágicos días pasados aquí en Puerto Iguazú, la naturaleza nos regaló otro espectáculo que cada vez es más difícil de ver. Un grupo de luciérnagas se acercó a nosotros mientras estábamos paseando por las tranquilas calles del pueblo. Era como caminar entre hadas que nos vinieron a despedir antes de dejar este lugar tan especial.

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