Argentina, El Chaltén y el Fitz Roy

Etapa 2
El Colectivo que desde El Calafate me llevaba al pequeño pueblo de El Chaltén salía muy temprano por la mañana.

Para llegar a este aislado pueblo, hay que recorrer unos 400km de carretera en el desierto patagónico. Esta es la distancia que lo separa del pueblo argentino más cercano, El Calafate.


Durante este largo recorrido no hay absolutamente nada, solo la estepa patagónica.

Nos paramos en una pequeña casita en el medio de la nada que hacía de parador para la línea de bus. Aquí desayuné algo caliente y una tarta riquísima. Allí fuera tenían, como si fuera un perrito suelto, una llama.


Seguimos el camino y de repente apareció delante de nosotros una montaña enorme, hermosísima, con unos picos altísimos. Era el Fitz Roy. Era increíble como de la nada se elevase una montaña tan grande.


La llegada a El Chaltén es emocionante, lo componen pocas casas de madera y está totalmente metido en la naturaleza.

El Chaltén es la ciudad más joven de Argentina. Fue fundada en 1985, a raíz de un conflicto limítrofe suscitado con Chile. La vecina república reclamaba soberanía sobre el cercano lago del Desierto y sus hielos, en territorio argentino. Entonces, el gobierno nacional de la época decidió decretar la fundación de esta localidad y confirmar su decidida posición.

El nombre Chaltén proviene del ahónikenk y significa "montaña humeante", debido a las nubes que casi constantemente coronan su cima, esto – y la denominación ancestral – muchas veces ha hecho creer erróneamente que se trata de un volcán. La montaña es considerada sagrada para las tribus locales.

La vida en este pequeño pueblo es muy tranquila. Aquí la mayoría de la gente vive sólo la mitad del año. En la temporada invernal las nieves no permiten el acceso a este sitio.


Lo que trae a los turistas a este sitio tan aislado del mundo es el monte Fitz Roy (3375 metros) ubicado en el límite entre Argentina y Chile.


La caminata hacia el Fitz Roy es una experiencia profunda. Estás caminando por zonas casi vírgenes. La tranquilidad que reina en estos lugares es interrumpida solo por el paseo de los turistas, que en temporadas altas puede ser pesada. Afortunadamente estuve en temporada de pocos turistas y en mis horas de paseos normalmente no me encontraba con nadie.

Para llegar a los pies del Fitz Roy por estos caminos se suele tardar unas 3 horas.

El aire estaba fresquito y no solía pararme para no perder el calor. En una  breve pausa de comida y mate, y para admirar los sorprendentes paisajes, de repente apareció y se paró delante de mí una liebre enorme. Tenía el tamaño de un perrito. Después de mirarme un momento se fue muy tranquila por su camino.

En esta temporada, octubre, los bosques se están despertando, había charcos de agua, riachuelos.


Una de las emociones más bonitas es cuando saliendo del bosque de repente ves aparecer la gigantesca mole del Fitz Roy. Lo ves tan cerca que te entran ganas de correr para llegar a sus pies. No me extraña que sea considerada por las tribus locales una montaña sagrada.


Estos pocos días en el Chaltén fueron mágicos, me hubiera gustado quedarme más tiempo, pero el viaje tenía que seguir. Quien quiera estar en un sitio espiritual y mágico aconsejo ir a visitar este lugar.

Siguiente etapa: volver al Calafate para coger un transporte rumbo a Ushuaia en la Tierra del Fuego.


1 comentario:

  1. Muy lindas fotos!! En El Chaltén estuve apenas dos días, se puso a llover al tercero y sentí q me tenía q ir a El Calafate. Disfruté como nunca en ese lugar, las vistas son únicas, ahora miro las fotos y se me pone la piel de gallina... qué buenos recuerdos... qué experiencias más únicas... qué feliz q soy de haberlas vivido!

    alojamiento en el chalten

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