Perú, el Valle Sagrado, Pisaq, Ollantaytambo y Chinchero

Etapa 13
Estábamos otra vez en el Cuzco. Nos despertamos tempranito como siempre y nos preparamos para otra excursión. Nuestra meta esta vez era el Valle Sagrado.


Nos pasó a recoger el bus de la excursión, nuestra primera parada fue el pueblo de Pisaq.



Pisaq era un antiguo pueblo Inca. Aquí se experimentaban formas diferentes de cultivo en unas terrazas especiales. Ahora el antiguo pueblo son unas ruinas a lo alto de una montaña, mientras el nuevo pueblo construido en el precioso Valle Sagrado es un lugar de venta de artesanía. Por allí paseamos y empezamos nuestras compras de final de viaje.



Después de ver el mercado y el sitio arqueológico de Pisaq nos dirigimos a Urubamba a almorzar.
Terminado el almuerzo nos dirigimos al antiguo pueblo de Ollantaytambo.

Ollantaytambo es un antiguo pueblo que aún tiene el diseño urbanístico de los Incas. Las casas están construidas sobre las bases de las antiguas casas incas.

Aquí entramos a ver la fortaleza con sus templos. Es increíble pensar como los incas podían mover piedras tan grandes para construir sus edificios. Realmente sus ciudades parecen estar esculpidas. Las construcciones tienen muros inclinados antisísmicos y las piedras están perfectamente encajadas.



Para hacer las construcciones antisísmicas utilizaban una técnica especial. Las casas prácticamente no tenían cimientos. Las piedras pequeñas estaban apoyadas en la tierra o ligeramente enterradas. Por encima de estas ponían las piedras más grandes y luego terminaban con piedras más pequeñas. Esto permitía que en el momento de un terremoto las piedras más pequeñas, de la base, hiciesen de pequeñas “rueditas”, permitiendo una buena elasticidad al edificio. Además los muros estaban inclinados. La inclinación era muy suave y hacia adentro, creando una especie de uve (V) al revés. Esto también le daba más equilibrio. Es como cuando un hombre se pone de pie con las piernas semi abiertas, esta posición le permite tener mucho más equilibrio.
Otra cosa increíble es que cada piedra es una pieza única, cosa imposible de pensar hoy en día.


Ollantaytambo es realmente un lugar especial. También su ubicación con vista a los tres valles es muy bonita y seguramente muy estratégica en momentos de guerra. En la montaña que está frente a la fortaleza se dice que está esculpida una figura en la roca que representa al Wiracocha. Definitivamente Ollantaytambo es un lugar para quedarse más de unas pocas horas.


Después de Ollantaytambo nos dirigimos al lugar más alto de la excursión, Chinchero, a 3780 metros de altura. Chinchero es otro pueblo con forma y estructura de los pueblos de los Incas. La gente todavía tiene una forma de vivir antigua. Aquí visitamos un grupo de mujeres que nos enseñaron la forma de hacer tejidos que usaban antiguamente y que aún siguen usando.



Nos enseñaron como lavaban la lana usando una hierba especial. Los colorantes naturales sacados de plantas y piedras. El arte de hacer un hilo y al final la preparación del tejido.

Fue muy interesante y aún lo hacen de forma tradicional. Después vimos el sitio arqueológico y el mercadillo.
Ya se había hecho noche. En la oscuridad volvimos a Cuzco.
El día siguiente lo pasamos descansando en Cuzco. Caminando por la linda ciudad y comprando las últimas cosas.
A mediodía quedamos con Juan Carlos, el dueño de nuestro hotel, la Mesón Montjoy, por que nos acompañaba a comer Cuy.

Juan Carlos es un personaje  muy simpático. Nos llevó en un sitio típico cuzqueño a comer cuy.
El Cuy es una especie de hámster o conejito de india, un rodedor (una sub clase de rata, vamos). Dicen que el cuy será la comida del futuro. No tiene colesterol, no tiene grasas, y se reproduce muy rápidamente con pocos gastos de mantenimiento.

En su coche nos llevó a Tipón. Este no era un sitio turístico, aquí van los cuzqueños los domingo a comer cuy. En este lugar sólo se cocinaba cuy, papas, tallarines y rocoto. Y de beber coca cola en botella de cristal de un litro.

El cuy lo prepararon al horno y relleno con unas hierbas típicas de la zona. La verdad es que está bueno. Eso si, un poco raro cuando te presentan un plato con el cuy entero, con cabeza y todo. Te lo enseñan para que te asegures que es cuy y no una rata.
Después de allí, Juan Carlos nos llevó a comer a otro sitio los típicos chicharrones, carne de cerdo macerada en chicha y después frita. Todo muy rico. En Perú se come muy bien.

A la vuelta a Cuzco nos paramos en una especie de mercado enorme de CD piratas. Sólo vendían CD piratas de todo tipo y completamente legal, parecía. Compramos varios, como no, y volvimos a Cuzco.
Una vez en Cuzco compramos las últimas cosas que nos quedaban. Chocolate de coca y bombones de coca, riquísimos…
Nos despedimos de nuestro amigo Percy y del encantador Juan Carlos. Al día siguiente nos tocaba volver a Lima.

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